Son las siete de la tarde del 18 de noviembre, viernes, en el salón de actos de la casa de cultura Ibarretxe Kultur Etxea de Iurreta, la gente se amontona en el hall delante de la puerta de la sala, ya debían de estar dentro. Se abren las puertas y las butacas se ocupan rápidamente. Se ponen sillas extras y todavía hay gente que se queda de pie al fondo de la sala. Se se apaga la luz de sala. El techo se ilumina de una forma extraña, suena la voz de la jueza ordenando que el jurado se retire a deliberar y se oye como se abren las puertas de la sala y nueve hombres y mujeres, nueve personas emanadas del pueblo, entran y se sientan. Está claro, todas las pruebas y todos los testimonios apunta y demuestran que el acusado, un chaval de 18 años, es culpable del asesinato de su padre...
La distancia que separa ambos lugares no llega a los 2.000 metros y han pasado escasamente cinco días. La magia es idéntica en ambos sitios y los sentimientos de las personas que van entrando, poco a poco en la historia que se recrea en el escenario, similares. De nuevo hemos logrado llegar al público, de nuevo sentimos como la gente se va enganchando y va siendo arrastrada en el torbellino de "Dudas razonables". Se oyen risas, murmullos, silencio... se siente, se siente como llega el sentir de cada uno de los personajes que componen este jurado popular, como van desnudándose, como van mostrando su realidad, en definitiva, su humanidad.
Ahora nos queda preparar las siguientes representaciones, un descanso y a seguir en Ortuella y en Eibar. Si estás leyendo estas líneas y todavía no sabes de lo que hablan, no lo pienses mucho más, acércate al teatro y vive su magia... si es con nosotros ¡mucho mejor!
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