miércoles, 19 de enero de 2022

De monasterio a monasterio...

El sábado 15 de enero representemos "¡Ese no!" en los terrenos del antiguo convento de los Franciscanos descalzos  que, provenientes del toledano de San Gil, se asentaron en el cerro que lode de Alcalá de Henares llamaban "de la horca vieja". El sábado 29 de enero representaremos "¡Ese no!" en la antigua iglesia del convento que la  Orden de Ermitaños de San Agustín fundo en Durango allá por 1662.  Convertiremos ese espacio que se creó para el espíritu, en un espacio para la mente, para la imaginación y la reflexión. Lo que antaño fue seriedad se convertirá en risa y carcajada, en diversión. Tal y como pasó en Los Gilitos de Alcalá de Henares, pasará en San Agustín de Durango.














Eso es así porque "¡Ese no!" no deja espacio ni tiempo para la tranquilidad. La reflexión sobre lo que se ha visto, lo que se ha vivido, se deja para la salida del teatro. Una cascada de acontecimientos, que se produce en un espacio cotidiano, en un ambiente afable de familia y amigos. En una celebración rutinaria con los seres queridos y cercanos con los que nos sentimos en confianza y queridos, se produce un acontecimiento que arrastrará a todos a situaciones delirantes  e inesperadas.

Las caras ocultas de cada uno de los personajes, de cada una de las personas que se muestran en escena, que no difieren en absolutos de las personas que están en el patio de butacas, irán desvelándose, poco a poco, según va pasando el tiempo y se enreda la situación. Lo aparente se torna falso, la imagen que se muestra al prójimo se vuelve una distorsión grotesca, incluso monstruosa, que  corresponde al verdadero rostro, a la verdadera situación, de cada persona. Se quitan las máscaras de cada uno de nosotros en hechos que provocan, a quien los observa, la risa pero que esconden la amargura de la realidad.

San Agustin Kultur Gunea dará cabida a esta realidad virtual, a esta ficción que por una hora y media se hará real en cada una de las personas que estarán ocupando las butacas que han sustituido a los bancos y reclinatorios de lo que en su día  fue la Iglesia de San Agustín de Durango.

Si asistir a una representación teatral siempre es interesante, en esta ocasión se vuelve apasionante y sanador. Tanto que durante el tiempo de la representación como el antes y después de la misma, nos podemos olvidar de la tediosa situación de pandemia que nos rodea y atenaza desde hace ya 2 largos años.

Estimado lector, si estás cerca de ese antiguo convento de los Agustinos de Durango, no dudes en venir el sábado 15 a las siete de la tarde a ver este excelente trabajo de Banarte Antzerki Taldea.  Te estamos esperando para pasar un buen y divertido rato contigo.




 


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