La barbarie de la fuerza bruta de la ejecución de una persona por un método tan salvaje como el garrote vil en contra posición con las decisiones que tomamos en cada momento y donde nos llevan. Lo fácil y cómodo que es el ser parte del "sistema" pero a la vez lo falto de espíritu que significa.
Salvador Puig Antich murió aquella mañana del 2 de marzo de 1974 a manos del salvajismo y el odio. Su lucha, cambió a Jesús Irurre, el enemigo del que se hizo amigo, y se convirtió en enseña de libertad que todavía, y atravesando el tiempo y las circunstancias, se mantiene viva. Muchas de las personas que el domingo estuvieron en la sala, vieron como el pasado se hacía presente y volvían a recordar aquellas sensaciones que vivieron hace no mucho tiempo. Sus felicitaciones pagaron nuestro trabajo y saciaron nuestra alma de cómicos. La siguiente representación está ya cerca...
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